Amo al cielo que me ampara,
que comprende mi desdicha.
¡Dios! ¿Qué hacer si él me ama?
Si las fuerzas se me escapan,
si convierte mi noche en día.
Amo al cielo que me encubre,
aunque el abrigo frío se torna,
aunque soplen malos vientos
de insidiosa tormenta.
Pues mi llama no se apaga
por mucho que nadie quiera.
Dios, que eres dueño del cielo
¿Qué he de hacer si él me ama?
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